Al final, personalmente, me aburrí y opté por reuniones intencionadamente pequeñas, con los más cercanos, de modo que le perdí la pista a varios.
Echando la talla en misa, como buenos cristianos. En las vacaciones de invierno se hizo otra reunión, a la cual asistieron algunos de los compañeros que no veía desde hace tiempo. Además, en otras instancias me he encontrado con otros tantos (en el bus, en la calle, incluso en una peña folklórica)... un segundo semestre de reencuentros.
¡Increíble ver cómo estamos hoy!
El profesor jefe, imitando a 2001: Odisea del espacio.
Algunos(as) no han cambiado nada físicamente, pero el paso del los años se refleja en su forma de desenvolverse.
Algunas de las compañeras "piola" hoy parecen sex symbol y algunas que solían creerse sex symbol hoy apenas entran en sus pantalones. Los "atléticos" hoy tienen algo de ponchera.
Otras(as) se jactan de sus experiencias con el alcohol y de las patéticas consecuencias de sus excesos. Una ríe por que sus amigos le han puesto un apodo, alterando su nombre y haciéndolo sonar como una bebida alcohólica típica chilena.
Unos se revientan física y mentalmente para sacar una carrera universitaria, mientras otros dilapidan el dinero de sus papitos en continuos carretes.
¿Yo? Estoy algo más panzón y pechugón, mi frente se ha ampliado y ahora suelo usar barba. Por lo demás sigo siendo el mismo. Preocupado de rendir y malo para los locales nocturnos. Me carga bailar.
Haciendo rodar a canito por un barranco dentro de un neumático.
La reunión hecha en las vacaciones de invierno partió en la casa de uno de los compañeros y culminó, justamente, en un local nocturno conocido en San Antonio: el 9mm.
"Ah, que bien. Hay harta gente", escucho cerca de la entrada. Qué irónico que el atochamiento de gente, cosa que dentro de una micro o el metro es desastrosa (es una de las grandes críticas al transantiago), dentro de una disco o un pub sea un gran ambiente.
Luego tuve que hacer el empeño. No puedo decir que bailé contra mi voluntad pues, de ser así, mejor sería no haber ido. Sin embargo, tampoco creo que mi sentimiento fuera precisamente el de felicidad por estar allí. Es que de verdad no le encuentro la gracia al hecho de estar apretado dentro de un recinto minúsculo intentando moverse al ritmo de una música tan imbécil como "el baile del koala" o cualquier reggetón, hasta quedar sofocado por la falta de aire del lugar. Aún así, en general, rescato el hecho de haber compartido con los viejos compañeros y amigos del colegio.
Antes de ayer, nos juntamos unos pocos a celebrar el cumpleaños de un amigo en mi casa. Algunos de los hombres presentes se fueron temprano en busca de "chicas fáciles". Las mujeres que asistieron y el resto de hombres nos quedamos tomando algo, viendo videos musicales, conversando y, sobre todo riendo. Creo que las mejores reuniones son esas... en las que puedes conversar sin gritar y se puede echar la talla.
Algunos de nosotros ya crecidos.Sea como sea, espero que no se pierda el contacto, al menos entre los más cercanos. Sea en un asfixiante pub o en la casa de alguno, un reencuentro de vez en cuando es valorable.
Aquí la generación 2003 del CFl en una foto de hace 5 años, profe incluído.